jueves, 28 de mayo de 2009

EL PODER Y EL PERDON DE DIOS



EL PERDON
Jesús vino a predicar el reino de Dios, con el propósito de crear seres espirituales con valores que les permitan convivir sanamente como hermanos que somos.
Ante los ojos de Dios todos somos iguales, precisamente por eso debemos tomar consciencia de nuestros actos tratando de no lastimarnos y cuando esto suceda debemos saber perdonar así como Dios perdona nuestros malos actos (pecados), y poder vivir como un habitante más en el reino de Dios.
El documento de deuda que teníamos con Dios por nuestros pecados ha sido cancelado por el sacrificio de Jesús en la cruz del calvario. Al perdonar nuestra culpa, ya no tenemos que cumplir con la condena que nos tocaba por ser pecadores.
"Jesús ofreció su cuerpo y su alma ante nuestro padre para limpiar nuestras culpas, lo que nos hizo ser perfectos ante sus ojos." Heb. 10:14”. El nos redimió, es decir, recibió la condena que nos tocaba a nosotros, castigos que nos correspondía, según dice Isaías 53. El pagó la deuda que teníamos con Dios. Col. 2:14, alejándonos del pecado y del dominio del diablo.
Jesucristo fue el cordero de Dios que murió por nosotros y con su sangre preciosa nos limpio de todo pecado dándonos la victoria sobre este, por medio de la fe (jn.5:4) y su palabra (salmo. 119:11.).
EL PODER

A Dios no le importa la condición social, el nivel académico, la raza, el sexo, el carro ni la casa ni el trabajo o negocio que tengamos sino al llamamiento que él nos hace. El que le respondamos con amor, entrega y decisión, así como Jesús respondió a su llamado
A Dios le interesa la disposición que tengamos para servirle, le interesa un corazón dispuesto que quiera hacer su voluntad como un vaso limpio para hacerlo instrumento de poder en sus manos para vencer toda obra del enemigo.

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